el
agua potable debía ser hervida por cuestiones higiénicas.
Allá por el año 2737 a.c., se encontraba junto a su sequito disfrutando del aire libre debajo de un árbol. Y como “toda agua que has de beber debe ser hervida”, en eso estaban sus criados cuando, por accidente, cayó una hoja al caldero con agua hirviendo. De inmediato el emperador sintió un aroma exquisito... y lo demás podemos imaginarlo. De aquel momento a la actualidad, esta infusión ha ido variando y es así como hoy en día encontramos distintos sabores e intensidades.
El ritual del té me lleva directamente
a las famosas galletitas, que no pueden dejar de acompañar nuestras
meriendas. En familia, con amigos o solos el placer de un buen té
con galletitas no tiene precio.
Estas galletitas hacen honor al famoso
té inglés de las cinco de la tarde.
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Ingredientes:
- 250 g de harina leudante
- 75 g de manteca
- 125 g de azucar
- 2 yemas
- 40 cm3 de leche
- ralladura de ½ limon
- Esencia de vainilla
- 1 pizca de sal
- 1 huevo
- Azucar extra para espolvorear
Preparacion:
En la mesada formamos una corona con el
harina. Colocamos en el centro la manteca con el azucar y vamos
mezclando. De a poco agregamos las yemas, la leche y la esencia de
vainilla. Unimos todos los ingredientes sin amasar demasiado.
Cortamos la masa y formamos dos cilindros de 2 cm de espesor
aproximadamente. Con un cuchillo vamos cortando trocitos de 3 cm de
espesor. (esto es a ojo y depende del tamaño que queramos que tengan
los bizcochos). Los colocamos sobre una placa enmantecada o con papel
manteca. Los pintamos con el huevo batido y espolvoreamos con azucar.
Cubrimos la placa con papel film y lo llevamos a la heladera por 20
minutos.
Transcurrido este tiempo lo llevamos a
horno y lo cocinamos a 180 °C por 10 a 15 minutos.
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